Para determinar de manera global el estado
fisiológico del organismo, se determinan diversos parámetros: la temperatura
corporal, el pulso arterial (frecuencia cardíaca), la presión arterial y la
frecuencia respiratoria. La medición de estos indicadores sirve para evaluar la
actividad de los órganos vitales (cerebro, corazón, pulmones), siendo su
control una actividad básica de enfermería.
Consideraciones de enfermería:
- Realiza un control y
registro de las constantes vitales en el momento de admisión de la persona.
Estos datos, debidamente registrados en la hoja de enfermería, serán muy
útiles como valores basales en las posteriores evaluaciones clínicas del
paciente.
- Siempre debe respetarse
estrictamente el horario pautado para el control de cada centro y las
indicaciones específicas de casa caso. En ocasiones resulta suficiente con
efectuar una medición diaria o en cada turno de enfermería, pero en otros
casos, ante situaciones críticas, es imprescindible efectuar un control
muy frecuente o prácticamente constante.
- Siempre debe investigarse si
la persona está familiarizada con los procedimientos que deben
practicarse. Hay que tener en cuenta que un estado de ansiedad o de temor
puede alterar el resultado de las mediciones, por lo que se debe explicar
la naturaleza de las mismas para tranquilizar a la persona.
Temperatura corporal:
La temperatura interna del organismo se mantiene
prácticamente constante sobre los 37ºC, requisito imprescindible para que se
desarrollen con normalidad los procesos metabólicos. Sin embargo, aun en
condiciones normales, los resultados de la medición refieren en función del
punto donde se toma: la temperatura oral es de 36’5 – 37’2ºC, mientras que la
temperatura axilar es algo inferior (0’2 – 0’3ºC más baja), y la temperatura
rectal es algo superior (0’3 – 0’4ºC más alta).
Consideraciones de enfermería
- El control de la temperatura
corporal debe efectuarse periódicamente y con los intervalos requeridos
para la situación clínica particular de cada enfermo. Si no hay
indicaciones precisas, la temperatura basal se registra mínimamente una
vez en cada turno; por la noche, si la medición no es indispensable, se
tiende a respetar el sueño del enfermo.
- Conviene tomar la
temperatura siempre en el mismo lugar, eligiendo en cada persona una zona
en que puedan efectuarse repetidamente las mediciones. Por razones de
comodidad e higiene, lo habitual es practicar la determinación en la zona
axilar, salvo cuando se trate de niños pequeños o cuando existan
situaciones específicas que así lo requieran (amputación de miembro
superior, hipotermia profunda…); en este caso se optará por mediar la
temperatura oral o rectal.
- Nunca debe tomarse la
temperatura en la boca si se advierte que la persona no puede colaborar o
existe peligro de que se rompa el termómetro. La medición en la boca está
contraindicada en personas con crisis convulsivas, estado de
inconsciencia, desorientación y confusión, administración de oxígeno por
sonda nasal, sondaje nasogástrico y enfermedades de boca, nariz o
garganta.
- En los niños pequeños se
aconseja tomar la temperatura rectal y siempre al final del resto de
mediciones, porque las maniobras pueden provocar llanto y con ello alterar
el pulso y la presión arterial.
- Una vez situado el
termómetro, espérese el tiempo correspondiente según sea la zona de
medición. Axila mínimo de 5 minutos. Boca mínimo de 3 minutos. Recto
mínimo de 3 minutos.
- Tras la medición,
desinféctese el termómetro.
Pulso arterial:
El pulso arterial corresponde a la expansión
intermitente que experimentan las arterias cuando circula por su interior la
sangre bombeada por el corazón. Se produce a partir de la propagación de los
impulsos recibidos por la pared de la aorta en cada sístole cardíaca
(frecuencia cardíaca). Se considera que es un buen indicador de la actividad
cardíaca, porque las pulsaciones se corresponden con los latidos del corazón.
Sin embargo, hay circunstancias patológicas que constituyen una excepción
(arritmias) y requieren la debida comparación entre el pulso arterial
periférico y el pulso central, determinado mediante la auscultación de la
actividad cardíaca con el fonendoscopio en la línea media clavicular
aproximadamente en el quinto espacio intercostal izquierdo. En los adultos, el
lugar más común para tomar el pulso es la arteria radial de la muñeca. En los
bebés, niños pequeños y personas en estado de inconsciencia se suele tomar en
la arteria carótida, en el cuello o el pulso central.
Consideraciones de enfermería:
- Evítese tomar el pulso con
los dedos que tienen pulso propio, como el pulgar y el índice, para evitar
confusiones; es preferible efectuar la medición con los dedos medio y
anular.
- No conviene comenzar el
recuento inmediatamente, sino esperar unos momentos para que la persona se
relaje.
- Siempre deben aplicarse los
dedos en la zona de medición efectuando una presión inicial muy suave; si
la presión es fuerte. un pulso débil podría pasar inadvertido.
- Cuéntense las pulsaciones
durante un tiempo suficiente, no menos de 30 segundos, y si se aprecia
cualquier irregularidad, durante un mínimo de 60 segundos.
- Si hay antecedentes de
arritmia, a continuación del pulso radial debe determinarse el pulso
central.
- Si la persona presenta una
patología vascular periférica, conviene registrar el pulso en ambos lados.
- Regístrese la medición
especificando la frecuencia y otras características, así como el punto de
la toma.
Presión arterial:
La presión o tensión arterial (TA) corresponde a la
fuerza que imprime la sangre impulsada por el corazón sobre las paredes
arteriales y que permite la circulación por todo el árbol arterial venciendo la
resistencia periférica. Habitualmente se registra la presión arterial en el
brazo (arteria braquial), pero en caso de necesidad (amputación, quemaduras)
puede tomarse en el muslo (arteria poplítea).
La medición se efectúa con el esfigmomanómetro y un
fonendoscopio; existen diversos tipos de esfigmomanómetro (aneroide,
electrónico). El esfigmomanómetro debe tener un manguito adaptado a las
características del paciente, lo que corresponde a una anchura equivalente a dos
tercios de la longitud del brazo, y una longitud suficiente para abarcar dos
tercios de su circunferencia.
Técnica:
- Explicar la técnica a la
persona.
- Situar a la persona en una
posición cómoda y relajada, con el brazo extendido y apoyado sobre una
superficie firme.
- Aplicar el brazal del
esfigmomanómetro alrededor del brazo, dejando libre la zona de flexión del
codo.
- Localizar por palpación el
pulso braquial y colocar en la zona la membrana del estetoscopio.
- Cerrar la válvula de aire e
insuflar rápidamente el manguito hasta que desaparezca el pulso (180 mm Hg
o más si la persona es hipertensa, hasta notar la desaparición del pulso
comprobada por la palpación de arteria radial).
- Abrir la válvula de aire y
dejar que el manguito se desinfle lentamente, observando la escala del
manómetro y escuchando la reaparición de latidos con el estetoscopio. El
punto en que se escucha el primer ruido corresponde a la presión sistólica
o máxima. El punto en que dejan de escucharse por completo los latidos o
se advierte un ostensible cambio en su nitidez o intensidad corresponde a
la presión arterial diastólica o mínima.
- Desinflar completamente el
manguito y retirar el brazal.
- Registrar la medición en la
gráfica de la persona, anotando la presión sistólica y la diastólica.
Consideraciones de enfermería:
- Si existe alguna duda sobre las cifras
obtenidas, debe repetirse el procedimiento.
- La medición puede llevarse a cabo con la
persona sentada o en decúbito, pero asegurándose de que el brazo está
situado a la altura del corazón.
- La presencia de un estado de ansiedad o temor pueden alterar los resultados.
Frecuencia respiratoria:
La determinación consiste en precisar la cantidad
de ciclos inspiración / espiración que se producen en el término de un minuto,
observando el tórax de la persona para apreciar la profundidad de los
movimientos. Además, conviene determinar las características de los movimientos
respiratorios, consignando si son laboriosos, superficiales, profundos, etc. En
condiciones normales, en un individuo adulto la respiración tiene una
frecuencia que oscila entre 10 y 20 movimientos por minuto, es regular y
silenciosa, y se desarrolla sin dificultad alguna.
Consideraciones de enfermería:
- En lo posible, hay que
procurar que la persona no advierta la medición, porque cualquier estado
de ansiedad provoca notables cambios en la frecuencia respiratoria.
- La medición se efectúa por
simple observación del tórax, pero si los movimientos respiratorios son
poco perceptibles, conviene realizar la determinación mediante
auscultación con el fonendoscopio en el hemitórax derecho durante un
minuto.
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