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miércoles, 9 de diciembre de 2015

TEMAS: USO Y CALZADO DE GUANTES

Los guantes se pueden utilizar con diferentes objetivos:
-Proporcionar una barrera protectora y prevenir la contaminación de las manos cuando se toca sangre, fluidos corporales, secreciones, excreciones, membranas mucosas y piel no íntegra.
-Reducir la probabilidad de que los microorganismos presentes en las manos del personal se transmitan durante los procedimientos.
-Reducir la probabilidad de que las manos del personal contaminadas con microorganismos procedentes de otra persona o de un objeto, se puedan transmitir.
Es importante tener en cuenta:
-Para tocar sangre, fluidos orgánicos, secreciones, excreciones o material contaminado, es necesario usar guantes.
-Se deben usar guantes limpios antes de tocar membranas mucosas o piel no íntegra.
-Entre diferentes procedimientos a la misma persona, se han de cambiar los guantes.
-Sacarse los guantes inmediatamente después de utilizarlos y lavarse las manos antes de tocar materiales o superficies no contaminadas y antes de atender a otra persona.
-Los guantes pueden perder su integridad con el uso, por tanto, cuando los procedimientos son largos y siempre que pierdan su integridad, deben cambiarse y lavarse las manos antes de ponerse otros.
-Las muestras biológicas se deben transportar debidamente protegidas y en una bolsa de plástico.
El siguiente es un video de como realizar de manera correcta el calzado de guantes estériles.




TEMAS: LOS SIGNOS VITALES


Para determinar de manera global el estado fisiológico del organismo, se determinan diversos parámetros: la temperatura corporal, el pulso arterial (frecuencia cardíaca), la presión arterial y la frecuencia respiratoria. La medición de estos indicadores sirve para evaluar la actividad de los órganos vitales (cerebro, corazón, pulmones), siendo su control una actividad básica de enfermería.
Consideraciones de enfermería:
  • Realiza un control y registro de las constantes vitales en el momento de admisión de la persona. Estos datos, debidamente registrados en la hoja de enfermería, serán muy útiles como valores basales en las posteriores evaluaciones clínicas del paciente.
  • Siempre debe respetarse estrictamente el horario pautado para el control de cada centro y las indicaciones específicas de casa caso. En ocasiones resulta suficiente con efectuar una medición diaria o en cada turno de enfermería, pero en otros casos, ante situaciones críticas, es imprescindible efectuar un control muy frecuente o prácticamente constante.
  • Siempre debe investigarse si la persona está familiarizada con los procedimientos que deben practicarse. Hay que tener en cuenta que un estado de ansiedad o de temor puede alterar el resultado de las mediciones, por lo que se debe explicar la naturaleza de las mismas para tranquilizar a la persona.
Temperatura corporal:
La temperatura interna del organismo se mantiene prácticamente constante sobre los 37ºC, requisito imprescindible para que se desarrollen con normalidad los procesos metabólicos. Sin embargo, aun en condiciones normales, los resultados de la medición refieren en función del punto donde se toma: la temperatura oral es de 36’5 – 37’2ºC, mientras que la temperatura axilar es algo inferior (0’2 – 0’3ºC más baja), y la temperatura rectal es algo superior (0’3 – 0’4ºC más alta).

Consideraciones de enfermería
  • El control de la temperatura corporal debe efectuarse periódicamente y con los intervalos requeridos para la situación clínica particular de cada enfermo. Si no hay indicaciones precisas, la temperatura basal se registra mínimamente una vez en cada turno; por la noche, si la medición no es indispensable, se tiende a respetar el sueño del enfermo.
  • Conviene tomar la temperatura siempre en el mismo lugar, eligiendo en cada persona una zona en que puedan efectuarse repetidamente las mediciones. Por razones de comodidad e higiene, lo habitual es practicar la determinación en la zona axilar, salvo cuando se trate de niños pequeños o cuando existan situaciones específicas que así lo requieran (amputación de miembro superior, hipotermia profunda…); en este caso se optará por mediar la temperatura oral o rectal.
  • Nunca debe tomarse la temperatura en la boca si se advierte que la persona no puede colaborar o existe peligro de que se rompa el termómetro. La medición en la boca está contraindicada en personas con crisis convulsivas, estado de inconsciencia, desorientación y confusión, administración de oxígeno por sonda nasal, sondaje nasogástrico y enfermedades de boca, nariz o garganta.
  • En los niños pequeños se aconseja tomar la temperatura rectal y siempre al final del resto de mediciones, porque las maniobras pueden provocar llanto y con ello alterar el pulso y la presión arterial.
  • Una vez situado el termómetro, espérese el tiempo correspondiente según sea la zona de medición. Axila mínimo de 5 minutos. Boca mínimo de 3 minutos. Recto mínimo de 3 minutos.
  • Tras la medición, desinféctese el termómetro.
Pulso arterial:
El pulso arterial corresponde a la expansión intermitente que experimentan las arterias cuando circula por su interior la sangre bombeada por el corazón. Se produce a partir de la propagación de los impulsos recibidos por la pared de la aorta en cada sístole cardíaca (frecuencia cardíaca). Se considera que es un buen indicador de la actividad cardíaca, porque las pulsaciones se corresponden con los latidos del corazón. Sin embargo, hay circunstancias patológicas que constituyen una excepción (arritmias) y requieren la debida comparación entre el pulso arterial periférico y el pulso central, determinado mediante la auscultación de la actividad cardíaca con el fonendoscopio en la línea media clavicular aproximadamente en el quinto espacio intercostal izquierdo. En los adultos, el lugar más común para tomar el pulso es la arteria radial de la muñeca. En los bebés, niños pequeños y personas en estado de inconsciencia se suele tomar en la arteria carótida, en el cuello o el pulso central.  

Consideraciones de enfermería:
  • Evítese tomar el pulso con los dedos que tienen pulso propio, como el pulgar y el índice, para evitar confusiones; es preferible efectuar la medición con los dedos medio y anular.
  • No conviene comenzar el recuento inmediatamente, sino esperar unos momentos para que la persona se relaje.
  • Siempre deben aplicarse los dedos en la zona de medición efectuando una presión inicial muy suave; si la presión es fuerte. un pulso débil podría pasar inadvertido.
  • Cuéntense las pulsaciones durante un tiempo suficiente, no menos de 30 segundos, y si se aprecia cualquier irregularidad, durante un mínimo de 60 segundos.
  • Si hay antecedentes de arritmia, a continuación del pulso radial debe determinarse el pulso central.
  • Si la persona presenta una patología vascular periférica, conviene registrar el pulso en ambos lados.
  • Regístrese la medición especificando la frecuencia y otras características, así como el punto de la toma.
Presión arterial:
La presión o tensión arterial (TA) corresponde a la fuerza que imprime la sangre impulsada por el corazón sobre las paredes arteriales y que permite la circulación por todo el árbol arterial venciendo la resistencia periférica. Habitualmente se registra la presión arterial en el brazo (arteria braquial), pero en caso de necesidad (amputación, quemaduras) puede tomarse en el muslo (arteria poplítea).
La medición se efectúa con el esfigmomanómetro y un fonendoscopio; existen diversos tipos de esfigmomanómetro (aneroide, electrónico). El esfigmomanómetro debe tener un manguito adaptado a las características del paciente, lo que corresponde a una anchura equivalente a dos tercios de la longitud del brazo, y una longitud suficiente para abarcar dos tercios de su circunferencia.

Técnica:
  • Explicar la técnica a la persona.
  • Situar a la persona en una posición cómoda y relajada, con el brazo extendido y apoyado sobre una superficie firme.
  • Aplicar el brazal del esfigmomanómetro alrededor del brazo, dejando libre la zona de flexión del codo.
  • Localizar por palpación el pulso braquial y colocar en la zona la membrana del estetoscopio.
  • Cerrar la válvula de aire e insuflar rápidamente el manguito hasta que desaparezca el pulso (180 mm Hg o más si la persona es hipertensa, hasta notar la desaparición del pulso comprobada por la palpación de arteria radial).
  • Abrir la válvula de aire y dejar que el manguito se desinfle lentamente, observando la escala del manómetro y escuchando la reaparición de latidos con el estetoscopio. El punto en que se escucha el primer ruido corresponde a la presión sistólica o máxima. El punto en que dejan de escucharse por completo los latidos o se advierte un ostensible cambio en su nitidez o intensidad corresponde a la presión arterial diastólica o mínima.
  • Desinflar completamente el manguito y retirar el brazal.
  • Registrar la medición en la gráfica de la persona, anotando la presión sistólica y la diastólica.
Consideraciones de enfermería:
  • Si existe alguna duda sobre las cifras obtenidas, debe repetirse el procedimiento.
  • La medición puede llevarse a cabo con la persona sentada o en decúbito, pero asegurándose de que el brazo está situado a la altura del corazón.
  • La presencia de un estado de ansiedad o temor pueden alterar los resultados.
Frecuencia respiratoria:
La determinación consiste en precisar la cantidad de ciclos inspiración / espiración que se producen en el término de un minuto, observando el tórax de la persona para apreciar la profundidad de los movimientos. Además, conviene determinar las características de los movimientos respiratorios, consignando si son laboriosos, superficiales, profundos, etc. En condiciones normales, en un individuo adulto la respiración tiene una frecuencia que oscila entre 10 y 20 movimientos por minuto, es regular y silenciosa, y se desarrolla sin dificultad alguna.
Consideraciones de enfermería:

  • En lo posible, hay que procurar que la persona no advierta la medición, porque cualquier estado de ansiedad provoca notables cambios en la frecuencia respiratoria.
  • La medición se efectúa por simple observación del tórax, pero si los movimientos respiratorios son poco perceptibles, conviene realizar la determinación mediante auscultación con el fonendoscopio en el hemitórax derecho durante un minuto.

SIMBOLISMOS EN LA ENFERMERÍA

En la profesión de enfermería podemos encontrar diferentes elementos representativos,  que tiene un valor importante para los profesionales de esta disciplina. 

·         La Lámpara
Este símbolo de la enfermera muestra la luz que se requiere en todos los actos de cuidado. Símbolo de la claridad y el conocimiento, iluminación que brinda el saber y la calificación personal, en relación con el auto conocimiento y la interacción respetuosa con el prójimo.
Su iniciadora es Florence Nigthingale ya que la guerra de Crimea en 1854 por las noches después de que se retiraban las demás enfermeras, hacía rondas en solitario con una lámpara para iluminar su camino y así observaba el estado de los pacientes más enfermos. Los soldados la denominaron "La dama de la lámpara".



·         La Cofia
Prenda que forma parte del uniforme de la enfermera, de color blanco y símbolo de honor que representa dignidad, amor al prójimo, cuidado, servicio y lealtad a la profesión, por lo que merece el respeto de quien la porta. Además la cofia para distinguir el nivel profesional de la persona que la porta se utiliza       distintivos que pueden ser cintas de diversos colores, de manera horizontal para profesionales y diagonal para distinguir jerarquías o especialidades.

·         Uniforme Blanco
Símbolo de auto cuidado, de limpieza, pureza y apoyo frente al otro, persona y familia en interacción y contacto transparente, sincero y respetuoso con su cuerpo, sus sentimientos y experiencias de vida.



·         Medallas y el Pin
Representan la pertenencia, el compromiso y la vocación de servir.

·         La Promesa
La  “Promesa Nightingale” (como se le llamó en un principio) fue creada en honor a Florence Nightingale  en el antiguo Hospital Harper de Detroit, Michigan, siendo usada por primera vez en la primavera de 1893.

Juro solemnemente ante Dios y en presencia de esta asamblea
Llevar una vida pura y ejercer mi profesión con devoción y fidelidad.
Me abstendré de todo cuanto sea perjudicial o maligno y de tomar o  administrar a ninguna droga que pueda ser nociva a la salud.

Haré cuanto esté a mi poder para elevar el buen nombre de mi profesión,  y guardar inviolable el secreto de todas las cuestiones personales que se me confíen y asuntos de familia de los que me entere en el desempeño de mi cometido.

 Con lealtad procuraré auxiliar al facultativo en su obra  y me dedicaré al bienestar de todos los que estén encomendados a mi cuidado.

·         El Himno de la Enfermería Panamá           

                                                                                                       Coro
 "Oh Señor te pedimos fortaleza,

del cuerpo y del Espíritu,
para cumplir nuestra misión,
nuestra misión cristiana,

nuestra misión de amor y sacrificio"

Estrofas
"Nuestras manos unge  con tu gracia,

 al llevar al enfermo su alimento,
al colocar la venda en las heridas
 y al entornar, los ojos a los muertos"

 "Danos materno amor para los niños,
abnegación filial para el anciano
 y para el hombre y la mujer doliente,
 oportuno y solícito cuidado"
Coro
"Oh Señor te pedimos fortaleza,
del cuerpo y del Espíritu,
para cumplir nuestra misión,
nuestra misión cristiana,
nuestra misión de amor y sacrificio"


Letra: María Olimpia de Obaldía
Música: Alberto Galimany

Año: 1931


lunes, 7 de diciembre de 2015

ORÍGENES DE LA ENFERMERÍA

Desde los inicios de la humanidad la figura del cuidador ha estado presente en todos los ámbitos de la historia. Desde los primeros colectivos humanos donde siempre han existido personas incapaces de valerse por sí mismas, éstas ya recibían cuidados propios de este oficio por parte de otros miembros de la tribu, principalmente mujeres, las cuales se dedicaban mayormente al cuidado de los niños y a la recolección.
Con el paso del tiempo el papel del cuidador quedó relevado a las clases bajas, mientras que la medicina estaba reservada a las clases altas. Así, el cuidado de los enfermos en la antigua Roma era realizado por esclavos o sirvientes y, a pesar de que tanto hombres como mujeres realizaban estos cuidados, fueron también ellas las que tenían más prestigio y reconocimiento con motivo de su dedicación y participación en los cuidados del parto y del recién nacido.

Desde el punto de vista científico el estudio de los orígenes de la Enfermería como oficio reconocido se divide en dos etapas: la primera, que comprende desde las primeras culturas existentes hasta el siglo XIX, nos habla del enfermero entendido como la persona que propicia cuidados a un enfermo o persona incapaz de valerse por sí misma. De esta etapa se conocen pocos detalles ya que prácticamente no existen fuentes ni testimonios escritos y, por tanto, los conocimientos del oficio se realizaban mediante la transmisión oral y el aprendizaje práctico. Hacía el final de esta primera etapa aparecen los primeros escritos breves asociados a la Enfermería que tienen su origen en mundo monástico, cuna de la cultura y los primeros escritores. El interés y preocupación de la iglesia por los enfermos y los marginados sociales se basa en los valores cristianos de la caridad, la igualdad y la ayuda al desamparado. Además era la única institución con estos valores que disponía de suficientes recursos para crear hospitales y asilos.
La segunda etapa de la Enfermería se inicia en el siglo XIX con las reflexiones de los intelectuales sobre las tareas realizadas por esas personas conocidas como cuidadores. El primer manual conocido de la Enfermería como disciplina data del 1617 y recoge una serie de instrucciones para enfermeros donde se describen técnicas y procedimientos para practicas a los enfermos
Elementos relevantes en la historia de la enfermería:
  • Florence Nightingale, considerada la madre de la enfermería moderna, orientó los cuidados de enfermería al control del ambiente para facilitar la recuperación de los enfermos. 
  • Santa Marianne Cope, una monja franciscana que abrió y dirigió algunos de los primeros hospitales generales en Estados Unidos, instituyó estándares de limpieza que influyeron en el desarrollo del moderno sistema hospitalario estadounidense.
  • Virginia Henderson, autora del modelo conceptual basado en las 14 necesidades básicas de la persona. 
  • Dorothea Orem, autora de la teoría general del déficit de auto-cuidado. 
  • Hildegard Peplau, autora del modelo de las relaciones interpersonales (incluido en su libro Interpersonal Relations in Nursing, 1952). 
  • Callista Roy, enfermera autora del modelo de adaptación (Introduction to Nursing: An Adaptation Model, 1976). 
  • Jean Watson, autora de The Theory of Human Caring («Teoría del cuidado humano») y de los factores curativos filosóficos, en 1975.
  • Madeleine Leininger, autora de la teoría de la diversidad y la universalidad.
  • Martha Rogers, autora de la teoría de los seres humanos unitarios, en la que propone que el individuo es más que la suma de sus partes, un ser pensante con sentimientos e ideas, y que el cuidado que se brinda no puede ser dividido sino pandimensional.